Simone Rocha presentó una colección intrigante en el Old Bailey, Londres, fusionando danza, flores y matices emocionales con gran belleza.
El Old Bailey, el histórico tribunal penal central de Londres que sigue en funcionamiento, fue el escenario esta noche de un desfile de Simone Rocha, cuya colección fue deliberadamente diseñada para no ser un caso simple. En cambio, estaba llena de matices, intriga e insinuaciones. “Cuando la gente vea la colección quiero que tengan la libertad de interpretarla ellos mismos”, comentó Rocha en una vista previa, añadiendo: “No me interesa la moda que define un look o cómo alguien debe sentirse”.
Una influencia clara fue la danza, con Michael Clark y Pina Bausch como referencias. La pieza Nelken de Bausch, con su exploración del amor extremo, aportó su motivo floral a la colección. Las flores aparecían en vestidos, bolsos y prendas íntimas, fusionando formalidad masculina con detalles florales.
Otras características incluyeron cárdigans envolventes y abrigos de lana, algunos con secciones cortadas, abrazando los cuerpos como si las modelos fueran bailarinas en pleno ensayo. A lo largo del desfile, personajes adornados con claveles nos recordaban la tensión entre lo privado y lo performativo.
Sin embargo, la limitación en la diversidad de cuerpos entre las modelos destacaba. A pesar de esto, el veredicto final de la colección era claro: hermosa y cargada de significado.







