La Pascua te invita a renacer: frená, respirá, y volvé a casa. Tu identidad no se pierde, se transforma.
Puede que, más veces de las que recordás, hayas sentido que tu vida cambió tanto, que ya no sabés muy bien quién eres. Pruebas cosas nuevas, te reencuentras con hobbies y actividades del pasado, que te hacían sentir feliz y sí, sientes cierta alegría, pero hay un vacío silencioso, una sensación extraña, como si todavía estuvieras esperando que aparezca esa parte de ti que quedó atrás. Como si te dijeras: “ojalá pudiera volver a encontrarme”.
Y entonces, un día cualquiera, sin avisar, algo cambia, es como un clic. Tal vez una caminata al atardecer, una charla con alguien que te escucha de verdad o simplemente una pausa consciente. En medio del caos cotidiano, te encuentras a ti mismx. Pero ésta vez con una versión más fresca, sabia y real. Una que no tiene todas las respuestas, pero que aprendió a hacerse las preguntas correctas, desde un lugar más amoroso y amable.
Este reencuentro no sucede una sola vez. De hecho, pasa cada vez que sos verdaderamente consciente de quién sos en este instante. Porque te reinventas todo el tiempo, aunque no siempre lo notes. No sos la misma persona de ayer, ni serás la misma mañana. Y en eso hay belleza, aunque a veces da vértigo.
El truco está en soltar la idea de que debes “volver a ser vos como eras antes”. La clave es permitirte conocer quien eres hoy. Tu yo actual, con sus luces y sombras, merece tu atención. Porque cada experiencia, cada desafío, cada caída y cada logro, te ha llevado hasta aquí.
En tiempos de Pascuas, donde el renacer y la transformación están tan presentes, esta conexión con tu nueva identidad cobra un significado especial. Más allá de tu creencia: Pascua también puede ser un símbolo de pausa, introspección y renacimiento interior, nos invita a hacer pausas, a mirarnos con honestidad y a preguntarnos: ¿Quién soy hoy? ¿En quién quiero convertirme?
Así como la naturaleza florece, tú también puedes florecer desde adentro. A dejar atrás lo que ya no vibra contigo y a honrar eso nuevo que nace en ti, con una mirada más amable, una identidad más alineada con tu presente más consciente.
Conectar contigo mismx es un acto de amor propio. Es permitirte ese espacio sagrado donde no hay exigencia, sólo escucha y aceptación. Porque renacer no siempre implica hacer grandes cosas, a veces, es simplemente sentarte con vos mismx en silencio y reconocer lo mucho que has cambiado y amigarte con esa nueva versión.
Esa es la magia de evolucionar, tu magia.
¿Listx para transformar tu rutina?¡Tu meta está más cerca de lo que creías, disfruta el proceso! Para coaching personalizado sigue a @carligonzalezok