Harry Styles y Taylor Russell juegan al juego del bolso de moda
En la intersección de exclusividad y omnipresencia en la moda, Harry Styles y Taylor Russell encarnan el encanto de The Row.
La omnipresencia y la exclusividad son los extremos de una cuerda que atan juntos a la industria de la moda. Es una dicotomía quizás endémica a la misma noción de deseabilidad, ya que las marcas de lujo se esfuerzan por ser tanto inaccesibles como omnipresentes al mismo tiempo. Nadie entiende esto más que las gemelas Olsen, quienes prohibieron a los asistentes a su desfile de otoño/invierno 2024 capturar y compartir contenido de la pasarela en sus iPhones. En su lugar, se les entregaron blocs de notas y lápices japoneses -analógicos, intelectuales- para anotar sus pensamientos.
Es afortunado, entonces, que varias de las celebridades más fotografiadas del mundo, incluyendo a Jennifer Lawrence, Kendall Jenner y Zoë Kravitz, se hayan convertido en las embajadoras no oficiales de los diseños de The Row. Los Olsen pueden no querer seguir los caminos publicitarios tradicionales o rebajarse al molino de contenido de TikTok, pero cuando Harry Styles sale llevando el bolso Margaux de la marca -como lo hizo en París el pasado febrero y una vez más ayer por la tarde en Nueva York- poco se necesita. El valor mediático de sus prendas siendo vistas en la persona adecuada (y logrando un artículo como este) es quizás suficiente. Se trata de buen gusto, que es, hacer menos.
Styles fue capturado por los paparazzi en las escaleras de un Brownstone -zapatos de repuesto derramándose de su bolsa de fin de semana sobredimensionada al estilo de la colección primavera/verano 2024 de Miu Miu– con su novia Taylor Russell, quien vestía mocasines de cuero suave de The Row y envuelta en bolsos de Loewe (un Clutch Flamenco y un bolso tote Puzzle Fold). El actor es, después de todo, un embajador de la casa española. Una pareja “it” con sus bolsos “it”, es una fotografía aparentemente curada -si no destinada- a terminar en cuentas de Instagram de moodboards como esta: prueba, quizás, de que a menudo hay una presencia intensa al estar ausente.